Tratados Torrijos Carter, por Venicia Chang
- CONADIP artículos de opinión
- 13 sept 2018
- 3 Min. de lectura
Los Tratados Torrijos - Carter Venicia Chang, Secretaria de Actas y Archivos de CONADIP El inicio de la República de Panamá estuvo marcado por el predominio en nuestro territorio de grandes intereses geoestratégicos especialmente para los Estados Unidos de Norteamérica, luego de la guerra hispano-norteamericana de 1898 en donde se demostró que el dominio de los mares (Tesis de Mahan) representaba el poder de las naciones. Así pues los EE.UU. iniciarían el proceso para la adquisición y posterior construcción de lo que sería el Canal de Panamá. Sin embargo, a inicios de 1903, Panamá aún formaba parte de Colombia y la nación norteña negoció y firmó los Tratados Herrán-Hay; empero los mismos fueron rechazados por el Senado Colombiano por considerarlos lesivos para su país. Es dentro de este contexto que se engendraría la independencia del Istmo panameño de Colombia y el 3 de noviembre de 1903 se producía la emancipación panameña del sueño bolivariano. Los intereses estadounidenses eran tan claros que el 6 de noviembre del mismo año reconocía a la República de Panamá como nación independiente dentro del escenario internacional e inmediatamente se iniciarían las negociaciones para la firma de un nuevo Tratado. El 18 de noviembre se firmaría el Tratado Bunau Varilla-Hay, el cual fue ratificado por la dirigencia panameña el 2 de diciembre del mismo año. Un tratado ignominioso y demagógico que nos colocó por más de sesenta años como cuasi protectorado estadounidense. Por ello, la República de Panamá se vio envuelta en una serie de constantes intervenciones, a la vez que se creaban en nuestra tierra especies de ghettos en la zona canalera y marcó una diferencia radical entre los trabajadores del silver y los del gold roll. No obstante, los panameños iniciarían su lucha para tratar de suavizar la relación entre ambas naciones. Así en 1926 se negociaría y firmaría el Tratado Alfaro-Kellogg, el cual fue rechazado por nuestro país debido a las constantes presiones que se le hizo a nuestra dirigencia ya que el mismo contenía cláusulas de guerra. Para los años treinta, el mundo sobrevivía a la gran crisis económica y en EE.UU. el presidente Roosevelt iniciaba con el mundo latinoamericano una política la cual denominaba del Buen Vecino, ello en el marco de que Mussolini y Hitler desarrollaban y promovían un nacifascismo que podía repercutir en otras esferas. En 1936 se firmarían los Tratados Arias-Roosevelt, que de alguna u otra manera representaron una ventaja para nuestro país. El mundo luego de la segunda guerra mundial se encontraba envuelto en guerra fría en donde la bipolarización del poder, la carrera armamentista, la búsqueda de aliados y de zonas de influencia; eran la nota característica. En ese contexto se celebraría el Tratado Remón-Eisenhower el cual pese a sus mínimos logros no pudo satisfacer las demandas de los panameños. Las luchas nacionales continuaban, y las mismas toman fuerza a raíz de la nacionalización del Canal de Suez por parte de Egipto, cuando en 1958 y 1959 se suscitaron movimientos nacionalistas en pro de la soberanía panameña en la Zona del Canal. Para la década del sesenta, el gobierno panameño había llegado a un acuerdo con el estadounidense para que nuestro pabellón nacional fuese izado a la par que el norteamericano en la zona canalera, empero este acuerdo fue desconocido por las autoridades "zonians" lo que condujo a los funestos acontecimientos del 9, 10 y 11 de enero de 1964. Hechos que marcaron hito para la búsqueda y negociación de un nuevo tratado más justo y equitativo para los panameños. Así luego de más de diez años de los sucesos de enero, se concretarían los Tratados Torrijos-Carter el 7 de septiembre de 1977, los cuales marcaron el fin de la estadía de los norteamericanos en territorio panameño. Hoy al paso de los veintitrés años que han transcurrido desde aquel momento histórico, traigo a colación la famosa frase de Olof Palmer (exprimer ministro sueco) cuando señaló: "estos Tratados no son buenos, pero si lo mejor que se pudo conseguir"; es por ello que hoy los panameños tenemos que reflexionar sobre: ¿cuál hubiese sido nuestro destino de no haberse firmado en aquel entonces los tratados? Nuestra responsabilidad es clara: administrar, operar y mantener la vía interoceánica abierta en todo tiempo al tráfico marítimo internacional. Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura de CONADIP
